lunes, 27 de febrero de 2012

LADRILLO DE ESQUINA

Hace una semana nos visitaron en la iglesia los alumnos de la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios en España, CSTAD, al frente de la cual se encuentra mi buen amigo y compañero Jesús Caramés.

Como siempre que nos visitan, el momento de compartir la Palabra queda a cargo de ellos, y en esta ocasión fue uno de sus alumnos, antiguo empresario de la construcción y cuyo nombre omito en aras a preservar su intimidad y la de su familia, quien nos enseñó acerca de la esperanza en tiempos difíciles y de la necesidad de construir aún en los peores momentos, en los momentos de crisis, cuando nadie cree que se pueda hacer algo...

Pero aparte de ese mensaje, hubo algo que me impactó de manera importante, una ilustración que este alumno mencionó de su experiencia en el terreno de la construcción, y me explico:

Aludió a que en toda obra siempre veremos un montón de ladrillos rotos que parecen inservibles, pero que, sin embargo, se usan precisamente para terminar las esquinas más difíciles, ya que un ladrillo nuevo o entero no sirve, no cabe, no se adapta, y sin embargo, un ladrillo roto siempre es necesario para completar toda obra.



Esta sociedad que nos ha tocado vivir prescinde de todo lo que es "roto", de lo que no es nuevo, de lo que en definitiva y en principio parece que no vale para nada, con un juicio de valor la mayoría de las veces precipitado e injusto.

Justo lo contrario de lo que vemos en el Maestro de Nazaret, especialista en arreglar vidas rotas, vidas destrozadas por el pecado, la enfermedad o simplemente por los prejuicios de la época.

Es tiempo de que TOD@S pensemos no solo en restaurar la vida de aquellos que la tienen rota, sino que también es tiempo de pensar si acaso nosotros mismos estamos en disposición de partirnos para ser ese ladrillo de esquina que encaje en el edificio de manera que se pueda terminar el mismo.

Solemos vernos a nosotros mismos como un ladrillo nuevo, importante, que debe ocupar su lugar en el edificio de manera precisa, pero olvidamos precisamente que el propio Cristo, que es la piedra que los edificadores rechazaron, tuvo que partirse literalmente para que el edificio fuese completo.

Hablo de sacrificio, lo sé, pero qué mejor sacrificio que entregar tu vida para ganarla...

Construir en estos tiempos de crisis es posible, sí, invirtiendo en el único sitio donde la polillla no corrompe (Mateo, capítulo 6, veros 19 y 20)

Desde el centro de Andalucía, ¡salga el sol por Antequera!

sábado, 4 de febrero de 2012

DARNOS A LOS DEMÁS

No hay mayor satisfacción que la de la entrega a los demás sin reservas, sin esperar nada a cambio, aunque es justo reconocer que esta satisfacción es un sentimiento a largo plazo, una especie de carrera de fondo, porque lo normal es que en el día a día esa entrega cause en nosotros más de un sufrimiento é insatisfacción, quizás producto de la incomprensión de incluso l@s destinatari@s de nuestra entrega sin reservas...

Hace ya más de diez años del rodaje y estreno de la, para mí, impactante película CADENA DE FAVORES, pero la temática que se aborda creo que no pasará de moda nunca.

Es curioso que la acción de la película transcurre en la ciudad norteamericana de Las Vegas, donde sabemos que reina la "diosa fortuna", y todo gira alrededor del capricho de la ruleta, y por lo tanto donde parece que tiene poca cabida cualquier vestigio de solidaridad humana.

La película, dirigida por Mimi Leder (Deep Impact), y protagonizada por los buenos actores Kevin Spacey (muy conocido por su actuación en American Beauty) y Helen Hunt (increíble en Mejor... Imposible junto a Jack Nicholson) así como por el niño-actor Haley J. Osment (que todos recordamos perfectamente como el niño de El Sexto Sentido), es una bonita historia de afectos especiales (no de efectos especiales...), personajes solitarios y contradictorios, arrastrados en un mundo que los sobrepasa.


La acción se desencadena cuando el profesor Eugene Simonet hace la siguiente pregunta a sus alumnos: “¿Cómo podemos cambiar el mundo?”

Aunque para el profesor es una pregunta rutinaria cuya contestación sería simplemente “de ninguna manera”, para uno de los chicos esa no es la respuesta adecuada, y está dispuesto a demostrarlo, llegando a establecer un sistema basado en la reconciliación, el amor, el perdón..., lo que llega a trascender de su ciudad y alcanzar notoriedad nacional.

Tanto es así que cuando entrevistan al niño en una entevista para una cadena de TV, el niño se sincera y dice:"Creo que hay personas que tienen miedo o algo, pero las cosas pueden ser distintas. En realidad el mundo no es exactamente una mierda, aunque supongo que es duro para aquellos acostumbrados a que las cosas sean como son, aunque sean malas, y no quieren cambiarlas. Se dan por vencidos, y entonces se sienten, como perdidos". (para ver la entrevista, sigue el link: http://www.youtube.com/watch?v=1Q303LlNHW0&feature=related)

Aunque el niño tiene la percepción que le han dado los adultos (el mundo es una mierda...) él niega esa maldición, y apela al motor que puede cambiar todo: no sentirse nunca vencido... pero esto es difícil, pues a veces vemos como nuestras fuerzas flaquean, y es entonces cuando nos vencemos.


Como siempre, encuentro el remedio en la verdad revelada (y no me refiero a los escritos del discípulo de Sócrates), en concreto cuando el apóstol Pablo, en su carta a los Romanos, capítulo 12, verso 21 nos exhorta: <<no permitas que te venza el mal, antes bien, vence al mal a fuerza de bien>>

Desde el centro de Andalucía, salga el sol por Antequera