domingo, 24 de abril de 2011

OBESIDAD ESPIRITUAL

La obesidad, antaño considerada fuente de salud, es hoy día una de las mayores y más extendidas enfermedades de nuestra sociedad posmoderna.

Es curioso, pues se trata de una enfermedad que básicamente, y en términos coloquiales, se produce por acumular más kilos, más grasas, más calorías en nuestro cuerpo de las que realmente son necesarias; y eso cúmulo de "excedentes" influye negativamente en el rendimiento de otros órganos de nuestro cuerpo, como el corazón, las arterias, el hígados, etc..., todos los cuales desempeñan funciones vitales en nuestro organismo.

Esta enfermedad de la obesidad tiene una manifestación clara en personas que normalmente en su dieta diaria incluyen un aporte de alimentos excesivamente calóricos, lo que en principio les supone una gran satisfacción al ingerirlos, pero que a la larga son muy perjudiciales para su salud, pues se convierten en grasas difíciles de eliminar de su cuerpo, lo que les lleva al soprepeso, y además son personas que literalmente huyen del ejercicio físico, llevan una vida sedentaria, del sillón o sofá a la cama...

Como siempre digo, y desgraciadamente pero es otra realidad más, veo en las iglesias obesos espirituales; personas que se sobrealimentan espiritualmente con dietas hipercáloricas del espíritu yque gaastan poco... Trataré de explicarme.


Las personas que acuden a las iglesias solo y exclusivamente a disfrutar de los cultos, de los momentos de alabanza, de los momentos de intercesión, enfocados solo y exclusivamente en lo que ellos van a recibir de parte de Dios y de los hermanos, poco a poco van desarrollando una conducta espiritual similar a la del obeso: es decir, comienzan a ingerir grandes cantidades de alimentos espiritual (momentos de gozo en la alabanza, palabras de ánimo y aliento en la predicación, momentos de fraternidad en la celebración de la Santa Sena, momentos de intimidad en la intercesión...), y así de domingo en domingo, o de culto en culto, pero sin que dichas personas muevan un solo dedo para compartir de aquello que han recibido, siendo que de este modo van acumulando "experiencias espirituales", que luego, como van del sofá a la cama, perdón del culto a su casa, y no comparten nada de lo que reciben, comienzan a acumular grasas espirituales difíciles de eliminar sino es con esfuerzo y ejercicio.

Es aquí donde yo veo que el cristiano no puede limitarse a recibir de parte de Dios y de los hermanos,sino que tien que compartir de todo de lo que recibe, pues así nos lo indicó el propio Maestro de Nazaret, ¿verdad?. Si alguno quiere conservar su vida, la perderá...

Recientemente escuché a mi buen amigo Juan Carlos Expósito decir que después de la salvación, la mejor noticia es que somos enviados a predicar el Evangelio, y a este tipo de ejercicio físico espiritual me estoy refiriendo, a dar de lo que hemos recibido (de balde recibisteis, dad de balde), y si hay alguna duda, basta con leer el capítulo 12 de la carta del apóstol Pablo a los romanos, capítulo 12, que ahí viene una buena tabla de ejercicios físico-espirituales para adelgarzar en el espíritu y poder ser pobres de espíritu, siempre necesitados de que EL nos llene.

Desde el centro de Andalucía, como siempre, ¡salga el sol por Antequera!