domingo, 9 de enero de 2011

UNA MENTE MARAVILLOSA



En la película protagonizada por Russell Crowe, y dirigida por Ron Howard, del año 1991, se narra la historia del premio nobel de economía John Forbes Nash, quien lo obtuvo por sus teorías matemáticas aplicadas a las transacciones internacionales.

El profesor Nash era un enfermo de esquizofrenia, lo que le hacía ver personajes ficticios para él tan reales como la vida misma, y lo que le hizo perder su docencia en la Universidad (aunque más tarde la recuperaría), así como casi su matrimonio.

Sin embargo, a pesar de esa enfermedad, que nunca le abandonó, y a pesar de que incluso cuando fue galardonado con el Premio Nobel seguía viendo "personas" que solo existían en su mente, en la película podemos ver una escena en la que el profesor Nash le reconoce al interlocutor del Premio Nobel que sigue visualizando las personas irreales producto de su esquizofrenia, pero que él ha decidido tenerlas a dieta mental, es decir, a pesar de que siempre le acompañan, él decide no hacerles caso, por muy presentes que estén.

Esta ilustración me hace pensar en el pecado en la vida del cristiano: siempre está presente, pero no es fruto del Espíritu Santo, así que debo decidir tenerlo a dieta, no hacerle caso, aunque se presenta ante mí a diario.

Lo cierto es que nosotros no podemos evitar ser tentados, o como dice La Palabra, ser una víctima a quien el diablo, como un león rugiente, busca a quien devorar; por lo tanto, siempre está merodeándonos para buscar cualquier punto de debilidad y en ese momento poder atacar, y nuestro deber, y a la vez nuestra defensa, es tomar la decisión de mantener a dieta el pecado, de esta forma resistiremos la tentación, y se apartará de nosotros.

Muy interesante la escena de la ceremonia de las plumas, cuando todos los profesores de la Universidad rinden tributo al profesor Nash entregándoles sus plumas, que significan su firma, la firma de un catedrático es lo que da valor a sus teorías, pues hasta que no se firma, no tiene valor.

Su resistencia a la esquizofrenia hace que los demás lo reconozcan no solo como uno de ellos, sino como uno a quien honrar.

Bonito ejemplo de un enfermo, cuando veo algunos ejemplos de sanos que me hacen, sinceramente, cerrar mi pluma...