sábado, 6 de agosto de 2011

AHORA QUE TENGO PERRO

Nunca he tenido perro... es más, siempre he pensado que tener perro era una tontería; pensaba que antes de tener un perro, era más preciso adoptar un niñ@, si quiera fuera dando cada mes un pequeño donativo destinado a la manutención de algún ser humano, a su educación, etc...

Ahora tengo un perro en casa, un bodeguero-ratonero, de nombre Dari, que la verdad, me tiene encantado, pues hace muchísima compañia, gusta pasear con el, jugar, tenerlo a los pies tumbado, ...



Pero ahora que tengo perro, he venido a tener una mayor comprensión de aquél pasaje del Maestro de Nazaret, cuando en el capítulo 15 del Evangelio según San Mateo, hablando de la fe de la mujer cananea, Jesús le dice a la mujer: "No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos". Y ella dijo: Sí, Señor, pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos..."

Como digo, ahora que veo a mi perro todos los días, en todo momento detrás de mí, pendiente siempre por si se me cae algo de la mesa, o algo del poyete de la cocina, sea un trozo de lo que sea, allí está el perro para, si sucede, comerlo inmediatamente.

Y digo que comprendo mejor el pasaje, cuando me veo como un perrillo a los pies del Maestro, todo el día pendiente de lo que se le pueda caer, o me pueda dar, en  una actitud de continua búsqueda a los pies de Jesús, siempre esperando, sabiendo que me dará, o que incluso, se le caerá algo que a mí me alimentará.

Como siempre, y como ya expliqué en la primera entrada del blog, un nuevo escupitajo del Maestro...

P.D.: He estado varios meses "seco" de ideas, sin entradas en el blog, sin el tiempo suficiente para dedicar algunos minutos a estas íntimas reflexiones que quedan en el ciberespacio.

Desde el centro de Andalucía, ¡salga el sol por Antequera!